18 de diciembre de 2010

Valoración muscular

Nunca está de más aprender a valorar lo funcionales que se encuentran los músculos que vamos a tratar. Para ello se han desarrollado diferentes tipos de test en los que se puntúa o valora la capacidad contráctil de un músculo o grupo muscular.
La fuerza muscular es graduada en general como sigue:
(Escala de Daniels)
El grado 5 es normal, demostrando una amplitud completa (100%) de movimiento contra la gravedad, con una firme resistencia ofrecida por el profesional.
El grado 4 presenta una eficiencia del 75% en el logro de una amplitud de movimiento contra la gravedad, con ligera resistencia y sin presentar síntomas de fatiga.
El grado 3 presenta una eficiencia del 50% en el logro de una amplitud de movimiento contra la gravedad, sin resistencia, apareciendo en ocasiones fatiga.
El grado 2 presenta una eficiencia del 25% en el logro de una amplitud de movimiento, una vez eliminada la gravedad.
El grado 1 muestra una ligera contractilidad, sin movimiento articular
El grado 0 no muestra evidencias de contractilidad.
Los niveles de 1 y 2, nos indica que el músculo está atrofiado a nivel neurológico, o cuando se ha estado mucho tiempo inmovilizado.
La secuencia de exploración debe comenzar en la exploración del grado 3 (movimiento completo en presencia de la gravedad) para en función de su consecuencia, ascender o descender en la escala de gradación.
Es necesario darnos cuenta de que los grados en los que se aplica resistencia manual (grados 4 y 5) son grados subjetivos, mientras los grados 0, 1, 2 y 3 son objetivos, pues no interviene agente externo capaz de modificar el resultado final.
Asimismo, y debido a que las distancias entre grados no son uniformes, se hace necesario afinar la gradación con valores + ó – en función de que el grado en que se encuentra cada músculo sea conseguido con facilidad o no haya llegado a realizarse de manera completa.
Las condiciones necesarias para mantener la objetividad de cada medición son las siguientes:

Conocimiento anatómico: con el que identificar los músculos que estamos evaluando y la localización de la resistencia manual que opondremos al movimiento en determinadas ocasiones.

Órdenes precisas: los estímulos verbales correctos son esenciales para un balance muscular correcto. Debe explicarse al paciente qué queremos de él y estimularle a que lo haga de la mejor manera posible.

Movimiento puro: el movimiento que solicitamos del paciente debe seguir el plano indicado, evitando cambios de eje y compensaciones con otros segmentos y estructuras.